La última vez que nos vimos (cinco días antes de su muerte), nos dijimos adiós, nos dimos un beso y un fuerte abrazo -más fuerte que nunca-, los dos sonreímos.Ambos sabíamos que nunca mas nos volveríamos a ver.
Esta es nuestra última foto juntos, data de 2005. Este verano se marcho. Como dije en la ceremonia que te oficiamos estabas equivocado, el que se sentía orgulloso de ti soy yo, y lo estaré lo que me reste de vida, no imagino haber tenido otro abuelo mejor.
Aunque la arquitectura de la vida a sido generosa contigo en su longevidad, ha sido una putada tener que despedirte, seguía aprendiendo de ti cada día que compartíamos, cada conversación, conseguías dibujarme esa sonrisa ingenua de aceptación a la vida. Todavía y en ocasiones me sorprendías.
Contigo sabías a que atenerte. Nunca hubo dobles caras. Para lo sencillo y lo difícil.
También fuiste pirata como yo, deben de ser los genes, y entre piratas las batallas se recuerdan con cariño y con nostalgia. Menudos ratos. En el fondo y como buen pirata eras un romántico y un hombre de palabra. Lo demás, nuestras cosas, quedan para nosotros.
Ahora sólo me queda el recuerdo y lo aprendido, que no es poco. Creo que no eras consciente de lo mucho que me dejabas (pero ya no lo sabré).
Gracias por haber estado conmigo casi cuarenta años. Ha sido un honor.